domingo, 4 de marzo de 2012

Las amistades peligrosas


La Sabiduría. Sampler de Elsa Williams
"The Wisdom Sampler" de Elsa Williams.


CARTA VI

EL VIZCONDE DE VALMONT A LA MARQUESA DE MERTEUIL

¡Con que no ha de haber una mujer que no abuse del imperio que ha sabido tomar! ¿Y usted misma, a quien he llamado tantas veces mi indulgente amiga, cesa ya de serlo y me ataca en lo que más aprecio? ¡Cómo pinta usted a la señora de Tourvel! ¿Qué hombre no hubiera dado su vida por castigar semejante atrevimiento? ¿A qué otra mujer no le hubiera valido a lo menos una desvergüenza? Por Dios, no me exponga a pruebas tan terribles, porque no respondo de poderlas sostener. En nombre de la amistad le pido que aguarde a que haya logrado a esta mujer para murmurar de ella. ¿No sabe que sólo el placer tiene el derecho de arrancar la venda del amor? Pero, ¿qué digo? ¿La presidenta de Tourvel tiene acaso necesidad de hacer ilusión? No: para ser adorable le basta ser ella misma. Le echa usted en cara que se viste mal. Lo creo, porque todo adorno le daña y todo lo que la oculta la desfigura. En el abandono del negligé es cuando más encanta. Gracias a los calores excesivos que reinan, un jaboncillo de lienzo simple rne deja ver su talle redondeado y flexible. Una muselina clara cubre su hermoso pecho, y mis miradas furtivas, pero penetrantes, han distinguido ya su forma seductora. Dice usted que su rostro carece de expresión. ¿Y qué puede expresar en los momentos en que nada habla a su corazón? Sin duda no tiene como nuestras mujeres presumidas esa mirada mentirosa que seduce algunas veces y nos engaña siempre; no sabe dar valor a una sonrisa estudiada, a una frase hueca, y aunque tiene la más hermosa dentadura, no se ríe sino de lo que le hace gracia. Pero es preciso ver cómo en los juegos animados presenta la imagen de una alegría franca y natural, como cuando se halla cerca de un desgraciado, a quien se apresura a socorrer, sus ojos destellan de un goce puro y piadoso. Hay que verla sobre todo cuando oye la menor palabra de mimo o elogio cómo se pinta en su rostro celestial aquel interesante embarazo que procede de una modestia no afectada. Es recatada, es devota, ¿y por eso ya cree que es fría e insensible? Pienso de muy diverso modo. ¿Qué sensibilidad extraordinaria necesita tener para revelarla hasta con relación a ese marido y amar un ente que siempre está lejos de ella? ¿Qué mayor prueba puede usted desear? Sin embargo, yo he sabido procurarme otra.