miércoles, 27 de marzo de 2013

Caramelos y versos nazarenos

Caramelos amigurumi morados con un toque dorado
Caramelos amigurumi morados con un toque dorado
Viva Murcia por sus “pasos”,
viva por la Dolorosa,
viva por los caramelos
y por otras muchas cosas.

***

Semana santa murciana;
vienen muchos forasteros
para ver las procesiones
y que les den caramelos.

***

Las procesiones de Murcia
son dignas de admiración,
porque te dan caramelos
de fresa, menta y limón.

***

Cuando un nazareno veas
con la túnica embuchada,
no le pidas caramelos,
que lo que lleva son habas.

***

Los nazarenos que portan
el gran trono de la Cena
llevan el seno repleto
de caramelos de fresa.

***

El Ángel de la Oración
a Murcia vino volando
para llenar de emoción
el día de Viernes Santo
cuando va en la procesión.

***

Ya sale la Dolorosa,
la madre de los cristianos,
obra del insigne Salzillo,
orgullo de los murcianos. 

***
 
Descalzo va el penitente,
por las calles desfilando.
Ruega a Dios humildemente
que nos vaya perdonando.

***
El que vaya Viernes Santo
a Jesús por la mañana
verá de Salzillo el arte
y las devotas murcianas.


miércoles, 20 de marzo de 2013

Bienvenida primavera

Flores de colores a punto de cruz
Flores de colores a punto de cruz
 Me cogiste el corazón,
y hoy precipitas su vuelo
con un abril de pasión
y con un mayo de celo.

Vehementes frentes tremendas
de toros de amor vehementes
a volcanes me encomiendas
y me arrojas a torrentes.

Del abril al mayo voy
más celoso que moreno
y más que celoso estoy
en mi corazón ameno.

Como de un fácil vergel,
se apropian de ti y de mí
la vehemencia del clavel
y el vellón del alhelí.

lunes, 4 de marzo de 2013

Un té de locos

Tetera de punto de cruz
Tetera de punto de cruz
 –Si conocieras al Tiempo tan bien como lo conozco yo – dijo el Sombrerero–, no hablarías de matarlo. ¡El Tiempo es todo un personaje! 

–No sé lo que usted quiere decir –protestó Alicia. 

–¡Claro que no lo sabes! –dijo el Sombrerero, arrugando la nariz en un gesto de desprecio–. ¡Estoy seguro de que ni siquiera has hablado nunca con el Tiempo! 

–Creo que no –respondió Alicia con cautela–.

Pero en la clase de música tengo que marcar el tiempo con palmadas. 

–¡Ah, eso lo explica todo! –dijo el Sombrerero–. El Tiempo no tolera que le den palmadas. En cambio, si estuvieras en buenas relaciones con él, haría todo lo que tú quisieras con el reloj. Por ejemplo, supón que son las nueve de la mañana, justo la hora de empezar las clases, pues no tendrías más que susurrarle al Tiempo tu deseo y el Tiempo, en un abrir y cerrar de ojos, haría girar las agujas de tu reloj. ¡La una y media! ¡Hora de comer! («¡Cómo me gustaría que lo fuera ahora!», se dijo la Liebre de Marzo para sí en un susurro). 

–Sería estupendo, desde luego –admitió Alicia, pensativa–.Pero entonces todavía no tendría hambre, ¿no le parece?

 –Quizá no tuvieras hambre al principio –dijo el Sombrerero–. Pero es que podrías hacer que siguiera siendo la una y media todo el rato que tú quisieras. 

–¿Es esto lo que ustedes hacen con el Tiempo? –preguntó Alicia.