Taza de café humeante |
Con la lección aprendida sobre los obstáculos reales y postizos, Ariadna
golpeó el muro con las palmas de las manos hasta derribar una columna de
ladrillos. Se había abierto una brecha suficientemente ancha para que pudiera
pasar al otro lado, donde para su sorpresa encontró la calle donde había
dormido tres días atrás.
Al pasar nuevamente junto al CAFÉ DEL LABERINTO, recordó que el camarero le
había prometido explicarle cuál es el sentido de la vida.
Ariadna se sentó en el único taburete vacío junto a la barra y se sorprendió
al encontrar ante sí las tres tazas vacías, como la primera vez que había
entrado en el café. Eso la convenció de que la estaban esperando.
-Bueno, ¿qué desea la señora?
-Ya lo sabe: vengo a que me explique cuál es el sentido de la vida.