Cojín petit-point de un niño con su perro |
—¿Por qué lleva seis perros?
—Estaban abandonados, los pobrecitos. Los fueron trayendo a mi casa, donde entreno a perros para ciegos. Éstos son nuevos y están muy verdes todavía.
—Entonces, lo hace usted por amor a los ciegos.
—Bueno, también podría decirse que lo hago por amor a los perros. Necesitan pertenecer a alguien, como las personas.
Aquello era interesante, pensó Michel, convencido de que se hallaba ante la quinta clase de amor.
—¿Y usted qué saca de eso? —preguntó a la instructora.