sábado, 29 de septiembre de 2012

En la cocina

Cuadro de punto de cruz para la cocina con hierbas aromáticas, aceite y limón
Cuadro de punto de cruz para la cocina con hierbas aromáticas, aceite y limón
     Tita tuvo mucho cuidado en cebar a los guajolotes apropiadamente, pues le interesaba mucho quedar bien en la fiesta tan importante a celebrarse en el rancho: el bautizo de su sobrino, el primer hijo de Pedro y Rosaura. Este acontecimiento ameritaba una gran comida con mole. Para la ocasión se había mandado hacer una vajilla de barro especial con el nombre de Roberto, que así se llamaba el agraciado bebé, quien no paraba de recibir las atenciones y los regalos de familiares y amigos. En especial de parte de Tita, quien en contra de lo que se esperaba, sentía un inmenso cariño por este niño, olvidando por completo que era el resultado del matrimonio de su hermana con Pedro, el amor de su vida.

     Con verdadero entusiasmo se dispuso a preparar con un día de anterioridad el mole para el bautizo. Pedro la escuchaba desde la sala experimentando una nueva sensación para él. El sonido de las ollas al chocar unas contra otras, el olor de las almendras dorándose en el comal, la melodiosa voz de Tita, que cantaba mientras cocinaba, habían despertado su instinto sexual. Y así como los amantes saben que se aproxima el momento de una relación íntima, ante la cercanía, el olor del ser amado, o las caricias recíprocas en un previo juego amoroso, así estos sonidos y olores, sobre todo el del ajonjolí dorado, le anunciaban a Pedro la proximidad de un verdadero placer culinario.

     Las almendras y el ajonjolí se tuestan en comal. Los chiles anchos,  desvenados, también se tuestan, pero no mucho para que no se amarguen. Esto se tiene que hacer en una sartén aparte, pues se les pone un poco de manteca para hacerlo. Después se muelen en metate junto con las almendras y el ajonjolí.

sábado, 22 de septiembre de 2012

Siempre conectados

Amigurumi Android con teléfono móvil
Amigurumi Android con teléfono móvil
        Lo primero que hago es mirar el móvil. No tiene batería, así que tengo que ir a buscar el cargador y enchufarlo antes de ver los mensajes. Cuatro llamadas perdidas, dos mensajes en el contestador y dos mensajes de texto. Tres llamadas perdidas de Christian... sin mensajes en el contestador. Una llamada perdida de José, y su voz deseándome lo mejor en la ceremonia de graduación.

        Abro los mensajes de texto.

*Has llegado bien?*
*Llámame*

        Los dos son de Christian. ¿Por qué no me llamó a casa? Voy a mi habitación y enciendo el cacharro infernal.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Chiles en nogada

Cesta con pimientos a punto de cruz
Cesta con pimientos a punto de cruz

INGREDIENTES:
25 chiles poblanos
8 granadas
100 nueces de Castilla
100 g de queso fresco añejo
1 kilo de carne de res molida
100 g de pasas
¼ kilo de almendras
¼ kilo de nueces
½ kilo de jitomate
2 cebollas medianas
2 acitrones
1 durazno
1 manzana
comino
pimienta blanca
sal
azúcar

Manera de hacerse:
Las nueces se deben comenzar a pelar con unos días de anticipación, pues el hacerlo representa un trabajo muy laborioso, que implica muchas horas de dedicación. Después de desprenderles la cáscara hay que despojarlas de la piel que cubre la nuez. Se tiene que poner especial esmero en que a ninguna le quede adherido ni un solo pedazo, pues al molerlas y mezclarlas con la crema amargarían la nogada, convirtiéndose en estéril todo el esfuerzo anterior. Tita y Chencha terminaban de pelar las nueces, sentadas alrededor de la mesa del comedor. Estas nueces se utilizarían en la elaboración de los chiles en nogada que se servirían como platillo principal en la boda del día siguiente.
…..

Los chiles en nogada no sólo se veían muy bien, sino que realmente estaban deliciosos, nunca le habían quedado a Tita tan exquisitos. Los chiles lucían con orgullo los colores de la bandera; el verde de los chiles, el blanco de la nogada y el rojo de la granada.

Estos platones tricolores duraron muy poco tiempo: en un abrir y cerrar de ojos los chiles desaparecieron de las charolas... Qué lejano estaba el día en que Tita se había sentido como un chile en nogada que se deja por decencia, para no demostrar la gula.

Tita se preguntaba si el hecho de que no quedara ningún chile era signo de que estaban olvidando las buenas costumbres o de que en verdad estaban espléndidos.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Caricias


                                                  1.
                                                  La caricia es un lenguaje
                                                  si tus caricias me hablan
                                                  no quisiera que se callen

                                                  2.
                                                  La caricia no es la copia
                                                  de otra caricia lejana
                                                  es una nueva versión
                                                  casi siempre mejorada

                                                  3.
                                                  Es la fiesta de la piel
                                                  la caricia mientras dura
                                                  y cuando se aleja deja
                                                  sin amparo a la lujuria

jueves, 6 de septiembre de 2012

Heidi ha vuelto


Amigurumi de Heidi y Pedro (vista de perfil)
Amigurumi de Heidi y Pedro
            En esto sonó un agudo silbido y Heidi se precipitó fuera. De la montaña bajaba el rebaño de cabras, saltando y brincando. En medio de ellas estaba Pedro, que al ver a Heidi se quedó clavado en el suelo.

            La miraba mudo de asombro, sin decirle nada. Heidi habló primero:

-   ¡Hola, Pedro! ¿Cómo estás?

Y sin decir nada más entró entre las cabras buscando a sus amiguitas. Todas corrieron hacia ella. La impaciente “Cascabel” dio un salto prodigioso para acercarse a ella, y la tímida “Blancanieves” se acercó, rechazando bruscamente la compañía del “Gran Turco”, que se quedó mirando a la intrusa, que le desbarataba a sus fieles cabritas.

Heidi no sabía a cuál saludar primero. Loca de alegría acariciaba a los traviesos animales, que brincaban a su alrededor. La empujaban de un lado para otro y ella se dejaba llevar, feliz al verse entre sus buenas amiguitas.

Así llegó hasta donde seguía Pedro, inmóvil por la sorpresa. Y tendiéndole la mano, le dijo:

-   ¡Vamos, Pedro, ven y saluda!

-   Pero, ¿eres tú, de veras? ¿Cómo es que has vuelto?

sábado, 1 de septiembre de 2012

La maligna Bruja de Occidente



Amigurumi Maligna Bruja de Occidente del Mago de Oz
Maligna Bruja de Occidente

 Ahora bien, la Bruja Maligna anhelaba profundamente ser la dueña de los zapatos rojos que calzaba siempre la niña. Sus abejas, sus cuervos y sus lobos yacían muertos, y ya había agotado todo el poder del Gorro de Oro. Si podía apoderarse de los zapatos rojos éstos le darían más poder que todo lo otro que había perdido. En todo momento vigilaba atentamente a Dorothy para ver si alguna vez se quitaba los zapatos y robárselos entonces. Mas la niña estaba tan orgullosa de su bonito calzado que se lo quitaba sólo de noche y cuando iba a tomar su baño. La Bruja le tenía demasiado miedo a la oscuridad para atreverse a entrar de noche en el cuarto de Dorothy a robar los zapatos, y su temor al agua era mayor que su miedo a la oscuridad, de modo que jamás se acercaba cuando la niña se estaba bañando. La verdad es que la vieja Bruja nunca tocaba el agua ni dejaba que el agua la tocara a ella.

Pero la malvada mujer era muy astuta, y al fin ideó una treta para obtener lo que ansiaba. Colocó un trozo de hierro en medio del piso de la cocina y luego, por medio de sus artes mágicas, hizo el hierro invisible para los ojos humanos. Y ocurrió que cuando Dorothy cruzó la cocina, tropezó con el hierro invisible y cayó de bruces. No se hizo mucho daño, pero en la caída se le salió uno de los zapatos, y antes de que pudiera recuperarlo, la Bruja logró tomarlo y ponerlo en su huesudo pie.

La mujer sintióse muy complacida por el éxito de su treta, pues mientras tuviera uno de los zapatos era dueña de la mitad de su poder y Dorothy nada podría hacer contra ella, aunque hubiera sabido cómo dañarla.

Al ver que había perdido uno de sus bonitos zapatos, la niña se encolerizó mucho y dijo a la Bruja: -¡Devuélveme mi zapato!