Cesta con pimientos a punto de cruz |
INGREDIENTES:
25 chiles poblanos
8 granadas
100 nueces de
Castilla
100 g de queso fresco
añejo
1 kilo de carne de
res molida
100 g de pasas
¼ kilo de almendras
¼ kilo de nueces
½ kilo de jitomate
2 cebollas medianas
2 acitrones
1 durazno
1 manzana
comino
pimienta blanca
sal
azúcar
Manera de hacerse:
Las nueces se deben
comenzar a pelar con unos días de anticipación, pues el hacerlo representa un
trabajo muy laborioso, que implica muchas horas de dedicación. Después de desprenderles
la cáscara hay que despojarlas de la piel que cubre la nuez. Se tiene que poner
especial esmero en que a ninguna le quede adherido ni un solo pedazo, pues al
molerlas y mezclarlas con la crema amargarían la nogada, convirtiéndose en
estéril todo el esfuerzo anterior. Tita y Chencha terminaban de pelar las
nueces, sentadas alrededor de la mesa del comedor. Estas nueces se utilizarían
en la elaboración de los chiles en nogada que se servirían como platillo
principal en la boda del día siguiente.
…..
Los chiles en nogada no sólo se veían muy bien, sino que realmente estaban deliciosos, nunca le habían quedado a Tita tan exquisitos. Los chiles lucían con orgullo los colores de la bandera; el verde de los chiles, el blanco de la nogada y el rojo de la granada.
Estos platones
tricolores duraron muy poco tiempo: en un abrir y cerrar de ojos los chiles desaparecieron
de las charolas... Qué lejano estaba el día en que Tita se había sentido como un
chile en nogada que se deja por decencia, para no demostrar la gula.
Tita se preguntaba si
el hecho de que no quedara ningún chile era signo de que estaban olvidando las
buenas costumbres o de que en verdad estaban espléndidos.
Cuadro completo |
Los comensales se
veían encantados. Qué diferencia entre ésta y la desafortunada boda de Pedro con
Rosaura, cuando todos los invitados terminaron intoxicados. Ahora por el contrario
al probar los chiles en nogada, en lugar de sentir una gran nostalgia y
frustración, todos experimentaban una sensación parecida a la de Gertrudis
cuando comió las codornices en pétalos de rosas. Y para variar Gertrudis fue la
primera en sentir nuevamente los síntomas. Se encontraba en medio del patio
bailando con Juan Mi querido capitán y cantaba el estribillo mientras
danzaba como nunca. Cada vez que pronunciaba «ay, ay, ay, ay, mi querido
capitán», recordaba la época lejana cuando Juan aún era capitán y se encontró
con él en pleno campo completamente desnuda. De inmediato reconoció el calor en
las piernas, el cosquilleo en el centro de su cuerpo, los pensamientos
pecaminosos, y decidió retirarse con su esposo antes de que las cosas llegaran
a mayores. Gertrudis fue la que inició la desbandada. Todos los demás
invitados, con uno u otro pretexto y con miradas libidinosas, también pidieron
disculpas y se retiraron. Los novios interiormente lo agradecieron pues entonces
ellos quedaron en libertad de tomar sus maletas e irse lo más pronto posible.
Les urgía llegar al hotel.
Cuando Tita y Pedro se dieron cuenta, sólo quedaban en el rancho John, Chencha y ellos dos. Todos los demás, incluyendo los trabajadores del rancho, ya se encontraban en el lugar más alejado al que pudieron llegar, haciendo desenfrenadamente el amor. Algunos bajo el puente de Piedras Negras e Eagle Pass. Los más conservadores dentro de su auto mal estacionado sobre la carretera. Y los más, donde pudieron. Cualquier sitio era bueno: en el río, en las escaleras, en la tina, en la chimenea, en el horno de una estufa, en el mostrador de la farmacia, en el ropero, en las copas de los árboles. La necesidad es la madre de todos los inventos y todas las posturas. Ese día hubo más creatividad que nunca en la historia de la humanidad.
Por su parte, Tita y
Pedro hacían poderosos esfuerzos por no dar rienda suelta a sus impulsos
sexuales, pero éstos eran tan fuertes que transponían la barrera de su piel y
salían al exterior en forma de un calor y un olor singular.
«Como agua para chocolate». Laura Esquivel.
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